Qué es el EMDR
El EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing – Desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares) se basa en cómo una persona con ayuda de sus dedos, con estimulación táctil o auditiva (estimulación bilateral o tapping), se busca que la persona realiza movimientos oculares rápidos.
Para comprender qué sucede dentro del cerebro, primero debemos entender cual es el foco y el motivo de la terapia. Cuando nos basamos en la teoría del Procesamiento Adaptativo de Shapiro, vemos que el cerebro asimila los eventos que vivimos de forma innata, depositando esa información en las redes de memoria. Esta información se puede ver como una sensación, un pensamiento, una idea, una emoción o una creencia, dejando una huella en nosotros que nos sirve como base para enfrentar lo que percibamos en el futuro y entendamos, en base a la información almacenada, la realidad de forma más adaptada.
El problema surge cuando la información se interpreta, se almacena o se procesa de forma inadecuada, dejando una disfunción en el procesamiento. Es entonces cuando pueden surgir activaciones de recuerdos de forma automática, llevándonos a pensamientos desagradables, miedos sin causa, malestar emocional, pesadillas,... En esencia, es como si nuestro cerebro interpretase un estímulo, asociado en el contexto incorrecto.
Impacto en el cerebro
Como hemos visto antes, la terapia EMDR tiene base en trabajar aquellas dificultades de procesamiento, generando un malestar emocional importante dentro de la persona. Este malestar, cuando lo analizamos a nivel neurológico, vemos cómo viene dado por el sistema límbico. Este sistema, es una región dentro del cerebro que se encarga del control, la integración emocional, la memoria, la motivación...
Para entender entonces el funcionamiento y cómo impacta dentro del cerebro, se debe analizar dos estructuras fundamentales y que son foco de la terapia EMDR: la amígdala, el hipocampo y el córtex prefrontal. Estas tres estructuras, se relacionan con la memoria, el procesamiento de la información y el aprendizaje, que funcionan de forma independiente, pero integrada. La amígdala se encarga de ser un “sistema de alarma”, nos genera emociones antes de que seamos conscientes de aquello que la está provocando. Es el primer mecanismo del cuerpo que funciona para ponernos alerta y movilizarnos ante un peligro futuro y previamente asociado. El hipocampo nos pone en contexto, dándole información al córtex prefrontal para que la información se procese. Por lo que la amígdala, en este caso, actúa de forma previa a que se integre por parte de la corteza.
Hasta el momento, los estudios nos hablan de que la base neural del efecto EMDR, se basa en la despotenciación de las sinapsis de la memoria del miedo en la amígdala. Esto se consigue al lograr evocar un estado cerebral similar al del sueño de ondas lentas. Esta estimulación cerebral aumenta significativamente la potencia de un ritmo natural de baja frecuencia en las áreas de memoria del cerebro. Al unirlas, se provoca una desactivación de los receptores, inhibiendo así los trastos de la memoria del miedo. Al generar este cambio mecánico en el rastro de la memoria, permite que se incorpore al sistema de memoria normal, evitando las emociones extremas antes asociadas al estímulo. La base es modificar la estructura física del cerebro para modificar los recuerdos almacenados problemáticamente.
Finalidad en terapia
Lo que se busca dentro de la terapia, no es eliminar el recuerdo, sino darle autonomía a la persona de poder acceder a él sin que éste interfiera, en forma de perturbación o generando sensaciones desagradables. Abordar este recuerdo para afrontar y desatascar ese recuerdo almacenado de forma disfuncional en la amígdala, evitando ese desplazamiento al córtex y su conexión con la red neuronal. Es en este momento donde la información se adapta, se integra y reelabora la experiencia traumática.
El principal uso que tiene dentro de la terapia psicológica, se basa en encontrar una integración de eventos traumáticos y trabajar los fallos en el proceso de la información. El EMDR, se focaliza en traumas con el fin de integrarlos y reprocesarlos. Se emplea en episodios de TEPT, TLP, adicciones, fobias, desregulación emocional, pesadillas o altos niveles de ansiedad injustificados. Esto, parte de provocar un cambio en cómo se ha procesado la información. Parte de la premisa de que el cerebro, bloquea de forma inconsciente determinados datos que se procesan de forma incorrecta ante la exposición a un evento vital estresante. El principal uso que tiene en terapia, es la gestión de la ansiedad, gestionar los pensamientos negativos y relajar la activación corporal. Esto, se consigue gracias al reprocesamiento, sirve como base fundamental para comprender y entender cómo funciona el EMDR y por qué es efectivo.
Horacio Lamela
Grupo de Trabajo e Investigación en Neuropsicología
Consulta Dr. Carlos Chiclana
Bibliografía
Pagani, M., Högberg, G., Fernandez, I., & Siracusano, A. (2015). Correlatos de la terapia EMDR en la neuroimagen funcional y estructural: Un resumen crítico de los hallazgos recientes. Journal of EMDR Practice and Research, 9(2), 58E-68E.
Shapiro, F. (2014). Supera tu pasado: Tomar el control de la vida con el EMDR (1.a ed.). Nirvana Libros, S.A. de C.V.
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