El dolor del miembro fantasma (DMF) es la sensación dolorosa que se percibe en una zona del cuerpo que ya no existe. Las personas que lo padecen expresan sensaciones de descarga eléctrica, punzadas, opresión, picazón, escozor o ardor. El DMF afecta gravemente a las personas que lo sufren, ya que provoca un fuerte impacto psicológico, físico y social que disminuye su calidad de vida.
En ocasiones, se confunde la terminología entre dolor del miembro fantasma, sensación fantasma y dolor en el miembro residual. Para poder profundizar en el DMF, es importante establecer la diferencia entre cada una de ellas:
- La sensación del miembro fantasma: sensación de que el miembro amputado sigue siendo una parte del cuerpo.
- El dolor del miembro fantasma: experiencia de dolor en el miembro perdido.
- El dolor del muñón: es el dolor en la parte de la extremidad que queda tras la amputación.
La prevalencia del DMF en la extremidad amputada está entre el 42 al 90% de los amputados, y puede ser de corta duración o constante. Este síndrome es más común en el sexo femenino, en amputaciones del miembro superior y en adultos - en niños también puede darse, aunque en amputados congénitos es casi inexistente-.
La frecuencia, duración e intensidad de los síntomas son muy variables entre las personas que lo sufren. Según los últimos estudios, un 50% de los pacientes refieren DMF en las primeras 24 horas tras la amputación, y un 85% durante la primera semana, pero puede incluso tardar semanas o meses en aparecer.
¿Cuál es la etiología de este tipo de dolor? En los orígenes de la conceptualización se consideraba un problema psicológico provocado por la negación de la pérdida de la extremidad o por la reexperimentación de los recuerdos de la extremidad desaparecida. Actualmente, se concluye que ciertamente el factor psicológico puede influir en la reacción del paciente ante la presencia del dolor, puesto que las personas que lo padecen presentan patologías psicológicas relacionadas con la ansiedad o depresión. Sin embargo, su aparición según estudios recientes surge debido a causas fisiológicas. Existen múltiples teorías que explican el origen de este fenómeno, ya que actualmente no se conoce la causa exacta:
a) Etiopatogénicos periféricos: hay una afección de los nervios periféricos (los del miembro apuntado), aunque fueron retirados en la intervención conservan la “memoria” de que hubo una extremidad. Así mismo, también puede estar relacionado con la vasoconstricción del muñón como mecanismo del sistema nervioso simpático.
b) Etiopatogénicos centrales: este modelo se centra en la reorganización cortical posterior a la amputación. El sistema nervioso tiene la capacidad de cambiar la estructura, organización y función del cerebro como respuesta a la experiencia. Al mapa cortical de la representación corporal se le denominó homúnculo y se divide en dos áreas: sensorial y motor. Se ha demostrado que la amputación produce cambios neuroplásticos en dicha corteza motora y somatosensorial primaria. Los estudios confirmaron que hay una mayor reorganización cortical en pacientes con dolor que en pacientes sin dolor. Por ello, se afirma que dicha reorganización cortical esta relacionada con el dolor del miembro fantasma.
c) Etiopatogénicos fisiológicos: el dolor percibido tiene relación con las modificaciones en la excitabilidad del sistema nervioso central. Los cambios anatómicos y fisiológicos derivados de la amputación en las vías aferentes provocan daños en las neuronas sensoriales primarias y en partes alejadas de esta. Estas alteraciones provocan hiperexcitabilidad, reducción de procesos inhibitorios y cambios estructurales en las terminaciones nerviosas, que podrían explicar el dolor.
¿Qué tipo de tratamientos se utilizan para tratar esta patología? Se han propuesto diferentes enfoques terapéuticos para tratar el DMF. Aunque no se ha definido un abordaje específico de tratamiento, las estrategias más efectivas involucran un abordaje multidisciplinar que integran diferentes métodos para manejar el dolor y promover la rehabilitación. Las herramientas de intervención pueden ser:
- Tratamiento farmacológico: el objetivo de este abordaje es modular la transmisión del dolor, los más utilizados son: analgésicos, antiinflamatorios, opioides y antidepresivos.
- Terapia con Espejo: orientada a resolver la disociación visual-propioceptiva del cerebro.
- Terapia de hipnosis: se centra en alterar la percepción del dolor, dirigiéndose a la dimensión psicológica y emocional.
- Terapia cognitivo-conductual: se inicia con una fase de manejo del duelo y consuelo, e incluye variedad de métodos de relajación y habilidades de afrontamiento para prepararse y afrontar el dolor.
- Estimulación Eléctrica Nerviosa Transcutánea: diversos estudios prueban la efectividad de esta herramienta, que además se realiza a través de dispositivos fáciles de usar y portátiles, con pocas contraindicaciones.
- Neuromodulación invasiva: es un tratamiento que se centra en los cambios neuroplásticos relacionados con el procesamiento del dolor.
- Estimulación cerebral profunda: es una estimulación eléctrica que se realiza a través de una implantación estereotáctica de electrodos en áreas subcorticales.
- Intervención quirúrgica: se somete al paciente a este tipo de cirugía cuando otros métodos de tratamiento no han sido efectivos. Según el tipo de dolor/sensación se interviene en diferentes zonas como podría ser la entrada de la raíz dorsal o directamente en la médula espinal.
En conclusión, el dolor del miembro fantasma es la sensación dolorosa tras una amputación que resulta incapacitante.
En la actualidad, se han desarrollado diversos modelos acerca de su etiología ya que no se ha encontrado la causa exacta por la que se produce el DMF. Esta patología requiere de estudio e investigación para aproximarse a su etiología y de esta forma definir un tratamiento más eficaz. Los últimos estudios, entre las numerosas intervenciones, proponen un enfoque multidisciplinar (tratamiento farmacológico, psicológico y fisioterápico).
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María Gil González
Psicóloga
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